jueves, 5 de julio de 2007

Lidiar con la muerte


Hoy 4 de julio alguien de la familia FIONA, no esta mas, mis respetos, y un merecedido minuto de silencio, para él, que descanse en paz....y que Fiona pueda recordarlo en un tiempito sin tanto sufrimiento...Arriba Fiona...que él te esta mirando...y quiere verte feliz...



Saben, en mi anterior monólogo, llamado "Dolor Ajeno" olvidé mencionar otro asunto... al que, por tener demasiada carga emocional, voy a dedicar este monólogo.Mi primo Juan es un chico precioso... con un corazón de oro y, ya sea para bien o para mal, una manera de sentir muy similar a la mía.Hace algo de cuatro años murió su abuelo... él era chico entonces. Recuerdo que lo velaron en su casa, porque su mujer lo había querido así... recuerdo a su mujer, Yolanda, gritando abrazada al féretro.Fue muy triste.Yo no sé hasta que punto un niño de le edad de Juan en ese entonces piensa que es morir... es más, ni siquiera había reparado en ello. Pero días más tarde pasó algo que me conmovió... Juan iba en bicicleta y de repente se detiene, y saluda apuntando su saludo hacia una esquina. La obvia pregunta fue "¿Por qué saludas si no hay nadie ahí?"Él contestó: "Porque yo una vez me caí de la bicicleta en esa esquina y mi abuelo me ayudó a levantarme".Juro que ese día me sentí orgullosa de él.El año pasado murió Yolanda, la abuela de Juan. La noche en que ella murió Juan estaba en la casa de un amigo. El papá de Juan decidió no arruinarle la noche, ya que al no haber nada que hacer con respecto a la muerte de Yolanda, era inútil arruinarle la noche al chico (de más está decir que yo no estaba de acuerdo... la verdad es siempre mejor y las curitas hay que sacarlas de un tirón para que no duelan... pero el padre de Juan era él, y por ende a él le correspondía la decisión).Al otro día fue el velorio... antes de que Juan llegara yo miraba el cuerpo sin vida de su abuela... estaba tan pálida. Pero cuando él llegó y la vió metida en ese cajón... Dios Santo cómo me dolió la expresión en su cara... Todos rodearon a Juan... le decían su pésame y lo abrazaban. Y yo podía ver en su cara que él sólo quería irse de allí. Estaba aturdido. Ay Dios Mio! estoy llorando hora mismo con sólo recordarlo!. En un momento alzó la mirada y me vió... me quedó mirando y vino caminando despacito hacia donde yo estaba.No dijo nada...tan sólo me abrazó y los dos lloramos. Él lloraba por su abuela... yo lloraba por no poder hacer nada para aliviar el dolor de un ser que amo tanto. Fue tan conmovedor. Y a la vez tan desesperante.Cuando por fin se tranquilizó se sentó y mirando al piso me preguntó la fecha. Yo se la dije y él se limitó a repetirla de una manera que me hizo comprender que se la repetía a sí mismo en ese momento para recordarla siempre como un día negro.Y después se puso peor...me miró y me preguntó "¿Y ahora qué pasa?". Yo sabía que esa no era la pregunta verdadera... Juan no me estaba cuestionando acerca de la vida en el más allá... de modo que esperé la segunda pregunta, que fue "¿Y ahora qué le van a hacer a mi abuela?".Tragándome las lágrimas le expliqué todo el proceso. Él me miraba... parecía atento, pero tenía los ojos vacíos... juro que me partía en dos ver a esa criatura viviendo en piloto automático.Lo que nunca voy a olvidar es la cara de Juan cuando empezaron a arrojar tierra sobre el féretro.No estaba triste...Estaba aterrorizado.Si, seguramente esa situación era aberrante para él. No sé bien qué pensaba en ese momento, pero juro que su voz resonó en mi cabeza como si lo hubiese tenido gritando frente a mi...decía... NO!!! QUE HACEN!!!... y lo repetía una y otra vez.Juan es mi primo, pero para mí es como mi hermano. Crecimos juntos y, aunque soy mayor que él, siempre tuvimos una conexión muy especial. Él tiene un carácter muy difícil... pero yo soy como "su debilidad"... la única que es capaz convencerlo de hacer cualquier locura. Así que viendo ustedes como lo adoro (daría mi vida por él SIN DUDARLO)... no se si se dan una idea de lo que sufrimos los dos ese día. Él sumergido en el dolor de su pérdida... y yo viedo que mi amor infinito era superado por la impotencia de no poder pelear contra algo más grande que yo para defenderlo.Es horrible cuando sufre la gente que amamos...pero más horible es darse cuenta en la práctia que no siempre somos capaces de protegerlos.

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