martes, 10 de julio de 2007

Yo se que no se...


Saber que no se sabe ya es saber
Si usted no sabe, cree que no sabe. Por otro lado, si cree que sabe y no sabe, actúa como si supiese. Esto puede provocar graves consecuencias.
Todos somos ignorantes, pero en temas diferentes. Al ser humano le es imposible saberlo todo. Reconocer la ignorancia en alguna cosa es ya un conocimiento, porque abre la puerta del aprendizaje.
Nuestra mayor ignorancia es no saber que no sabemos.

Uno de los deportes tradicionales de Alaska es la tala de árboles. Hay leñadores famosos con un gran dominio, habilidad y energía en el uso del hacha. Un joven que quería convertirse también en un gran leñador, oyó hablar del mejor de los leñadores del país y decidió ir a su encuentro.

Quiero ser su discípulo. Quiero aprender a cortar árboles como usted.

El joven se aplicó en aprender las lecciones del maestro, y después de algún tiempo creyo haberlo superado. Se sentía más fuerte, más agil, más joven, estaba seguro de vencer facimente al viejo leñador. Así desafió a su maestro en una competición de ocho horas, para saber cuál de los dos podía cortar más árboles.

El maestro aceptó el desafío, y el joven leñador comenzó a cortar árboles con entusiasmo y vigor. Entre árbol y árbol, miraba a su maestro, pero la mayor parte de las veces lo veía sentado. El joven volvía entonces a sus árboles, seguro de vencer, y sintiendo pena por su viejo maestro.

Al caer el día, para gran sorpresa del joven, el viejo maestro había cortado muchos más árboles que él.

¿Cómo puede ser?, se sorprendió, ¡Casi todas las veces que lo miré, usted estaba sentado!

No, hijo mío, yo no descansaba. Estaba afilando mi hacha. Esa es la razón por la que has perdido.

El tiempo empleado en afilar el hacha es valiosamente recompensado.

El esfuerzo en el proceso de aprendizaje, que dura toda la vida, es como afilar el hacha.
¡Continúa afilando la tuya, leyendo este blog!

Inédito

No hay comentarios.: